ANTONIO MOLINA EN CORNELLÁ DE LLOBREGAT 1968

ANTONIO MOLINA en CORNELLÁ de LLOBREGAT 1968

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En los años 60, en Cornellá de Llobregat, surgió una barriada de aluvión que fué creciendo con las manos trabajadoras de gentes llegadas de Andalucía, de Galicia, Murcia, Extremadura y Aragón. Eran y son, bloques prefabricados que con la llegada masiva de tanta gente contribuyó tanto al aumento de la población de Cornellá que no tardó en ser declarada ciudad. Hoy es la Ciudad Satélite de Sant Ildefonso y fué el primer domicilio de mis padres que habian llegado desde Lugo.

En estos años, ya en 1968, era familiar escuchar en algun balcón la voz de Molina o de Marifé a tope, o un albañil en su andamio cantando Mary Rosa o Maria de los Remedios mientras le lanzaba un piropo a mi hermana o a cualquier muchacha que pasara por allí, y en la máquina de discos de cualquier bar sonaban incesantemente Molina, Escobar, Peret, Chacho etc. El verano de esos años, aun hoy, lo recuerdo con un cielo muy azul, la gente en los bares pidiendo una de flamenquines o de chocos y la voz sobrenatural de Antonio Molina llenando todo el aire, todo el espacio.

No es de extrañar pues que los artistass de la copla descubrieran que alli tenian un público potente y cada verano llegaban las compañias de variedades, desde Pepe Blanco hasta la Niña de Antequera pasando por Porrinas de Badajoz y Canalejas de Puerto Real, pero yo descartaba ver por alli a Molina porque dos años antes lo habia visto en el Poliorama y me lo imaginaba siempre actuando en grandes escenarios.

Pero una tarde despúes de comer, salgo distraído buscando algo con lo que llenar mis horas de ocio y me encuentro con la gran sorpresa: un coche con dos altavoces por los que sonaba a tope " penita de amores" anunciaban la gran actuación de Antonio Molina a las 6 de la tarde y seguian poniendo el tema "dale que dale"

Habian instalado una plaza de toros portatil a 50 metros de mi casa y ese era el escenario de la actuación. Me acerqué para sacar la entrada y no doy crédito a lo que veo: Antonio Molina, en solitario dando una vuelta alrededor del coso y comprobando cosas como si una cuerda estaba bien tensada. De vez cuando hablaba con alguna persona que, timidamente, se acercaba a saludarle. Yo no me atreví, saqué mi entrada y me fuí a tomar una cerveza esperando la hora del comienzo del espectáculo.

La expectacion por mi parte era enorme pues no era lo mismo verle en un gran teatro como Poliorama, o en un local como en el Versalles a verle a 50 m. de mi casa y en lugar abierto, mucho mas cercano.

El espectáculo, de variedades, fue mas bien decepcionante, la plaza estaba llena pero las atracciones, exceptuando a Molina, no estaban a la altura, solo me queda el recuerdo de una chica que interpretó "Eres la novia del mar".

Antonio Molina cerró las dos partes del espectáculo, cantó los temas que ya mencioné en los otros dos espectáculos excepto "te trae de Cuba el indiano" y desapareció entre los aplausos de sus últimos fandangos.

De voz, bien, a mi no me decepcionó aunque sí a los espectadores que no lo veian desde Puente de Coplas" a juzgar por los comentarios a la salida que es cuando la gente dice lo que piensa. La bronca se la llevó el guitarrista, el aspecto desaliñado del mismo, en contraste con la elegancia del traje azul perfectamente cortado, de Molina, hizo que alguien del público gritara "Pero Antonio, ¿de donde has sacao ese guitarrista?" provocando las risas del público que en una plaza de toros siempre es mas extrovertido.

El último recuerdo que guardo de esa actuación es que acabé al lado de un autocar de lujo, adonde subian los artistas y al que yo esperaba que subiera Molina para al menos tocarle. Unos metros mas allá arrancaba el coche particular de Antonio Molina y yo me fuí a consolar mi frustración de no haberme atrevido a saludarle con un gintonic.