Parecía un milagro sonriente
Con dulce acento malagueño
Su voz, como salida de un sueño
Cantares finos e hirientes….
El cante ya tiene dueño!
Decía admirada la gente
Que arte, que duende sureño
Flamenco de queja valiente.
Porque el corazón no miente
Y pone todo su empeño
En un sentir marismeño
De sentimiento doliente
Y luego va pedigüeño
Buscando a ese torrente
De arte, siempre risueño
De arte, siempre inocente